Frank Viehweg

Algunos lo llaman “el Silvien" o el "Silvio Rodríguez alemán". Frank Viehweg (Wolgast, Alemania del Este, 1960), cantautor y baluarte germano de la canción protesta latinoamericana, le dedicó de joven canciones y poemas a Gorbachov. Lo veía como el salvador del verdadero comunismo. Pero el ruso le decepcionó. Frank no esperaba que "Gorbi" desbaratara su sueño de vivir en una RDA moderna.

No recuerdo en qué momento se construyó el muro en mi vida. Nunca fue importante o decisivo para mí. Algunos amigos estaban traumatizados. No fue mi caso. Me crié en una familia de fuertes principios socialistas, convencida de la gran utilidad "anticapitalista" del muro.

Frank nació en Wolgast, una diminuta ciudad en el extremo nororiental de Alemania, en la región de Pomerania Occidental. Está frente a la laguna de Szczecin que la separa del mar Báltico por un pequeño cordón de tierra. Es la puerta a la isla Usedom, donde Frank pasó su infancia. Foto: Tom Schröter

"Jamás me consideré un enemigo de la RDA"

Jamás me consideré un enemigo de la RDA, aunque a veces, me hicieron sentir que así era. ¿Cómo llegué a esas situaciones? Imponiéndome a lo que siempre creí que eran injusticias. La primera vez ocurrió en la escuela cuando aún vivía en la isla de Usedom, donde crecí, en el mar Báltico.

Recuerdo que durante la elección de los representantes de las juventudes de las FDJ eligieron como responsable de cultura a un tipo que el año anterior no había organizado ningún evento interesante. Tenía unos 18 años. Me levanté enfurecido y me opuse a su elección.

La FDJ era LA organización de los jóvenes germanoorientales. De cariz marxista-leninista, preparaba a las nuevas generaciones en la defensa y la difusión del ideario comunista. Frank se enfrentó a su primera gresca con la autoridad durante una reunión del organismo. Bundesarchiv

Me llevé una bronca espectacular. El secretario de las juventudes me convocó y recuerdo perfectamente sus palabras:

"¡Unter unseren Verhältnissen, kann es eine Gegenstimme nicht geben!" ,“¡En nuestras relaciones no pueden existir voces discrepantes!”

Poco antes había hecho la solicitud para afiliarme al partido (SED) y después de aquel incidente me la denegaron. Pero es que, y aquí viene lo interesante, cuando el primer secretario local del partido, que seguramente conocía bien a mi familia, se enteró de lo ocurrido, dijo algo así como:

”¿Qué, cómo no vamos a aceptar a Viehweg? ¡Pero por supuesto que sí!"

Y entonces me admitieron. Esa fue la primera de muchas situaciones similares en mi vida. Me ocurrió varias veces. La RDA te daba una de cal y una de arena. Me empecé a acostumbrar a ello bien pronto.

"Por aquel entonces me inspiraba el amor y las cosas sencillas de la vida"

Ya de jovencito me gustaba escribir poesía. Por aquel entonces me inspiraba el amor y las cosas sencillas de la vida. En realidad, nunca he dejado de ser así. Uno de mis primeros poemas trataba sobre una novia que estudiaba para ser trabajadora de la obra. La canción decía algo así como: ♬ “Meine Freundin Hat den Bau gelernt...", "Mi novia ha aprendido construcción..." ♬, lo que era bastante insólito para una mujer en la Europa occidental de los setenta. Aunque no tanto en un país socialista como el nuestro.

Mujeres en la obra. Warnemünde, Alemania del Este. Créditos: Harald Lange - Ullstein Bild - Getty

Un amigo mío me enseñó tres acordes de guitarra y ahí se desencadenó todo. Poco a poco empecé a ponerle música a mis poemas que se fueron metamorfoseando en canciones. Era un tipo bastante solitario. Nadie entendía lo que quería hacer. Ni yo mismo. Me sentía perdido. Sólo encontraba un sentido a la vida escribiendo y cantando mis canciones. A solas.

A los 20 años, como todos los jóvenes de mi edad, hice el servicio militar con las NVA y salí escarmentado. No salió como esperaba. Un día entoné una canción satírica en un concierto y al parecer no fue del gusto de los cabecillas. Era humor, pero no me entendieron. Me echaron de todos los sitios de los que me podían echar: del partido SED, de las juventudes, del cuerpo militar... -aunque esto último no me molestó mucho-. Me sentí un incomprendido. Mi objetivo jamás fue volverme un “enemigo”.

"Me salvó la poesía"

Las FDJ organizaban anualmente un encuentro de literatura en Schwerin: el Seminario Central de Poetas. En cada edición invitaban a unos cien escritores y escritoras de todo el territorio y premiaban a los mejores. Ya había participado un año antes de ir a la mili. Para mi sorpresa, tras aquella experiencia catastrófica, me volvieron a invitar como participante al año siguiente. Y me llevé el primer galardón, el premio "Reinhard-Weisbach" en el 1982 y en 1983, el segundo.

Supe que los militares se quejaron, pero al festival no le importó. Me salvó la poesía. Por lo que entendí que había siempre dos caras en el sistema: unos son unos gilipollas, y otros en cambio me quieren como soy. Lo que tampoco escondía cierta ingenuidad por mi parte. En el fondo, era todo más complejo.

En aquella escena literaria hice mis primeras amistades con las que decidí mudarme a Berlín Este.

"Llegué a Berlín con unos amigos poetas y con una guitarra a cuestas"

Llegué a la capital de la RDA en e1981, con unos amigos poetas y con una guitarra a cuestas. Venía de un pueblecito y me pareció, desde el principio, un lugar interesantísimo. El entorno perfecto para poder dedicarme a la música. Pero no podía subirme a un escenario sin más, tampoco tocar en la calle libremente. Primero, el Estado me tenía que dar el visto bueno.

Me tuve que enfrentar a un concierto en vivo en el Club Impuls, donde el jurado de la Comisión de Entretenimiento del barrio valoró si era suficientemente "válido" como para ejercer de cantautor. Pasé la prueba y me dieron licencia para actuar, mientras me formaba durante un año como amateur. Pertenecía a la sección "Liedermacher" (Cantautores).

Cuando me caducó el permiso, la misma comisión me sugirió que ingresara en otro programa formativo para ascender a nivel profesional. Todo esto gratuito, todo estatal. Aquel curso lo impartía el cantautor Werner Bernreuther y con él realizábamos un montón de talleres y eventos.

Frank Viehweg examinándose ante la Comisión de Entretenimiento - Club Impuls, Berlín 1983

En total estuve formándome dos años. Salí con un certificado oficial como "cantautor profesional" avalado por la administración. Aquel documento me garantizaba un sueldo fijo de 170 Ostmark por actuación y 340 por concierto completo. Es decir, todo aquel que contratara mis servicios, tenía que sufragarme el salario que había estipulado la Comisión de Entretenimiento. En la RDA podíamos dedicarnos a la música, formarnos gratuitamente y ganarnos el pan con ello. Impensable hoy.

"Conocí a Silvio Rodríguez y le dije que quería versionar sus canciones sin tener idea de español"

En 1985 viví uno de los momentos más extraordinarios de mi vida. Un año antes había aterrizado en mis manos un vinilo del cantautor Silvio Rodríguez. Era el LP Unicornio de la discográfica estatal cubana EGREM, sin ningún tipo de traducción o información en alemán. No sé cómo llegaron aquellos discos a la RDA. La nueva trova de Rodríguez me sedujo, no podía dejar de escucharlo. Deseé con toda mi alma ser capaz de componer como él.

Y entonces, llegó el golpe de suerte. Todos los años, se celebraba en Berlín el Festival des politischen Liedes (Festival de la canción política), organizado, cómo no, por las FDJ. Actuaban artistas, referentes de la canción protesta de todo el mundo: Mikis Theodorakis, Miriam Makeba, Quilapayún, Mercedes Sosa, fueron solo algunos de los ilustres invitados. Aquel año el cubano también estaba invitado.

Conocía a Ute, la intérprete de Rodríguez durante su estancia en Berlín y tras el concierto le pedí que me lo presentara. Creo que, por entonces, sólo sabía dos palabras en español. Le dije que lo admiraba y que quería versionar sus canciones al alemán y me dijo que "¡adelante!". Le debí parecer entrañable y me dedicó el álbum Tríptico, que aún conservo con especial cariño.

Viehweg muestra orgulloso el vinilo del álbum 'Tríptico', que le firmó el propio Silvio Rodriguez, durante el 'Festival des politischen Liedes' de 1985 en Berlín Este.

Años después saldría a la luz mi álbum "Der Sture", una versión libre de "El Necio" de Rodríguez. Me lo agradeció muy modestamente en un encuentro fortuito en la Habana en el 97. Un par de jóvenes se encontraron por casualidad unos cassettes de ese álbum y me rebautizaron como "el Silvien".

"La RDA era un pequeño país cerrado. Y aún así, habían diferentes círculos. Uno se movía en algunos y en otros, no"

Sé que hubieron artistas que incluso acabaron en la cárcel por un texto. A otros, les revocaban la autorización oficial para poder subirse a un escenario. A mí la censura nunca me alcanzó pero seguramente lo habría hecho si me hubiera propuesto publicar un libro o grabar un disco, ya que no se podía hacer de forma independiente. Tenía que acabar estampado con el sello del Estado.

La RDA era un pequeño país cerrado y dentro habían muchos círculos sociales. Uno se movía en unos y en otros, no. Cada uno era como un pequeño universo, con sus particularidades, sus discusiones, sus problemáticas y sueños. Hay cosas que yo nunca viví. Tampoco tuve conocidos dentro del movimiento de la iglesia.

Por otro lado, no tener la posibilidad de viajar a países capitalistas no era un inconveniente para mí. No me importaba.

Todo ello no quita que no hubieran un montón de cosas que a mí y a la gente que me importaba ya no nos hacían felices. Y eso, lo hubiera querido cambiar. Pensé que, tal vez, una transformación democrática de nuestro sistema era posible. Sino, no me hubiera metido en los problemas a los que me tuve que enfrentar durante toda mi vida. Pero nunca quise tirar abajo la RDA.

"Gorbi, el tiempo apremia. Si caes, caemos contigo"

Joven muestra una pancarta con el retrato de Mijail Gorbachov en una marcha prodemocracia a finales de los 80. Imagen: AP

Y como muchos otros, creímos que Gorbachov podía impulsar esas reformas como líder de la URSS, nuestra nación protectora. No entendíamos por qué Erich Honecker no quería dejarse llevar por los vientos de cambio que llegaban desde Moscú. Más tarde, demasiado tarde, lo entendí. Sin embargo, por entonces, "Gorbi" inspiró muchas de nuestras canciones. Pusimos letra a las esperanzas que depositamos en él como figura catalizadora de nuestro sueño de vivir con más libertad. Este es un fragmento de una de las canciones que le dediqué:

"Es drückt die Zeit und wird uns knapp / "El tiempo apremia y se nos está acabando
Wir warten und wir wägen ab / Esperamos y sopesamos
Als ob ein Wunder helfen kann / Como si un milagro pudiera ayudarnos
Als käme es auf uns nicht an / Como si no nos importara

Was jetzt geschieht im Bruderland / Lo que sucede ahora en tierra fraternal
Braucht nicht von West die Streichelhand / No necesita una mano cariñosa de Occidente
Doch unsre unterlassne Tat / Más nuestra falta de acción
Ist letzten Endes nur Verrat / Es, en última instancia, sólo traición

Mensch Gorbi, halte durch/ Hombre, Gorbi, espera.
Gib nicht auf / No te rindas
Wenn du fällst / Si caes
Gehn wir alle mit drauf" / Caemos contigo"

"Había que devolverle al socialismo el rostro humano, democratizarlo"

El 4 de noviembre participé en la macromanifestación en Alexanderplatz, convocada por artistas y gente del teatro en Berlín contra el gobierno. Había medio millón de personas. Fue un día maravilloso por la atmósfera que se respiraba. Instalaron el escenario en la Karl Marx Allee. La torre de la televisión quedaba a nuestras espaldas. Muchos intelectuales como Christa Wolf, o la actriz Steffie Spira pronunciaron desde la tribuna discursos históricos en los que se exigió la renuncia de toda la cúpula de la RDA. Había que devolverle al socialismo el rostro humano, democratizarlo.

Sorprendió la aparición de políticos como Schabowski, -quien días después sería el culpable de que cayera el muro-. Sobre el escenario aseguró que a partir de ahora las cosas iban a cambiar, bla-bla. Le pitaron. El bombazo llegó cuando se subió Markus Wolf a la tarima. Wolf, quien hasta entonces se había ganado el sobrenombre del “Hombre sin cara” por la CIA, se desenmascaró enfrente de toda aquella masa de gente y confesó quién había sido: el jefe el servicio de inteligencia exterior de la RDA. Me pareció casi irreal que un pez gordo como él pidiera que se reformaran las instituciones. Yo lo vi como un mediador esperanzador. Muchos le abuchearon y sinceramente, no creo que se lo mereciera.

Uno de los detalles más lindos de aquella jornada fue el ambiente que se respiraba al concluir la manifestación. Cientos de miles de personas cruzando la henchida estación de Alexanderplatz; unos para el U-Bahn, otros hacia el S-Bahn o el tranvía, pero todos en armonía. Era como si reinara un cuidado especial entre las personas. Y aquello me emocionó.

"La caída del muro me pilló en la cama"

🎥 [Como a muchos otros, a Viehweg y a su mujer la caída del muro les pilló en la cama. Una llamada les despertó en medio de la noche para avisarles de lo sucedido. Aún así, siguieron durmiendo. A la mañana siguiente, cuando "mitad de la RDA estaba en Berlín" porque quería cruzar el muro, Frank tomó la dirección opuesta.]

La broma de la reunificación

A ver, Schabowski dijo que sería posible cruzar el muro, con la documentación en regla. ¿Por qué la gente no hizo eso en lugar de irse al muro corriendo? Por otro lado, los soldados tenían que haber protegido el muro! ¡Por dios! Aún me pregunto: ¿Cómo pudo funcionar tan bien? ¿Cómo fue tan efectivo?

Luego llegó la broma de la reunificación. No se hizo ningún referéndum. Fue "la toma del país". Como ese chiste del comediante austriaco Alfred Dorfer:

“¿Saben? Los alemanes son un pueblo con una fantasía desbordante. El 3 de octubre celebran algo que definitivamente no existe: la unidad alemana”.

Hubo una frase del exmandatario Walter Ulbricht que fue ridiculizada durante mucho tiempo. Decía algo así como:

"Überholen, ohne einzuholen!" ("Superarlos pero sin alcanzarlos").

Pese a lo mucho que nos reímos con esa frase, creo que había un profundo sentido en ella: teníamos que dejar de correr detrás de Occidente en todos los aspectos, y en lugar de ello, buscar y forjar nuestro propio camino. Jamás hubiéramos superado al sistema capitalista siguiendo sus reglas. Estaba claro que en esa batalla íbamos a perder. Y lo hicimos. También por culpa de aquel señor ruso en el que confiábamos.

"Cómo son los hermanos..."

Nos dimos cuenta tarde de que el gran “reformador” tenía en sus planes deshacer el PCUS y llevar a al bloque soviético y el socialismo a la aniquilación. Le escribí después otra canción mucho menos romántica:

"Wir haben dein Buch gelesen / "Leímos tu libro.
Mit roten Ohrn / Con la oreja roja
Und schon vor der letzten Seite / Y antes de la última página
War alles verlorn / Ya estaba todo perdido
Wir haben dich stehngelassen / Te dejamos a solas
In Regen und Wind / Bajo la lluvia y el viento
Ach, wir hab’n uns selbst verraten/ Oh, nos hemos traicionado a nosotros mismos
Wie Brüder so sind / Cómo son los hermanos

"Die Träume sind nur gegen / Los sueños solo de crearon
Die Angst gemacht / para luchar contra el miedo
Ideale sind bestimmt nicht/ Los ideales no están
Zum Leben gedacht / diseñados para la vida
Wann hast du dich selbst verlassen / ¿Cuándo te dejaste a ti mismo
In Regen und Wind / Bajo la lluvia y el viento?
Ach, der falsche Jubel trägt dich / Ah, los falsos vítores te llevan.
Wie Feinde so sind" / Cómo son los enemigos"

El "socialismo real" fue para mí siempre la única y verdadera alternativa al sistema capitalista. Los principios de hoy en día se limitan al valor de mercado. En la RDA años intentamos algo más. Daniela Dahn dice algo que me parece preciso y muy real:

"Nuestro verdadero capital era aquella secondariedad que con la que veíamos el dinero".

Hicimos tantas cosas mal, pero también perdimos la oportunidad que probablemente nunca tuvimos.
Con todo, eso, tampoco justifica nuestros errores.

🗺️📍 Lichtenberg: La geolocalización de su historia marca el barrio en el que Frank vivía cuando cayó el muro en 1989.

En la actualidad Frank Viehweg sigue viviendo en Lichtenberg. Con más de una decena de álbumes a sus espaldas, continúa componiendo y subiéndose a escenarios de todo el país.